lunes, 3 de junio de 2013

Funámbulo ciego


Follar contigo es como comer en un McDonald. Perdona, dicho así resulta hasta ofensivo pero sabes que me pongo nerviosa cuando quiero decirte algo bonito. Lo que quiero decir es que hasta el manjar más caro y delicioso puede saberte a mierda si estás comiendo solo, por mucho que estés sentado en el mejor restaurante del mundo. Como dormir solo, aunque estés en un cinco estrellas y, al fin y al cabo, qué son cinco estrellas después de conocer lo que se enciende ahí arriba cuando oscurece? De la misma forma, la hamburguesa más grasienta del mundo se transforma en un manjar si estás enfrente de tu mejor amigo, al que hace tres años que no ves y que te habla como si hubiera estado ayer mismo contigo tomándose unas cervezas. Se transforma en un manjar, por mucho que estéis en la mesa de al lado del váter. Y en ese momento no cuentas calorías ni te preguntas qué coño les echarán a las hamburguesas. Eres feliz. ¿Me vas entendiendo? Por eso digo que follar contigo es como comer en un McDonald. Pues eso, que mi cama es de cuerpo y medio y que así de apretado y en un colchón más viejo que el miedo no hay dios que duerma pero, mira por la ventana, ahora que es de noche ¿Acaso se pueden pedir más estrellas?

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