Miradas
Uno
así mismo siempre se reconoce por los ojos, porque en ellos es donde
anida ese miedo a dejarse de reconocer, a haber perdido algún eslabón de
la propia herencia, el miedo es lo que une el yo de ahora con los de
antes, un ansia de pesquisa que imprime al rostro la expresión más
incondicional, como una lucecita al fondo de la pupila.
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