La gente aspira a encontrar su otra mitad en su
ciudad, en su barrio, y hasta en su calle; no sé ni cómo no la buscan en
su cama.
Y no es así: cerca nos tropezamos con los humildes premios de consolación; yo había tenido ya uno.
Las
medias naranjas verdaderas están lejos casi siempre y son costosas. Lo
que hemos de pedir, además de encontrarlas, es que el hallazgo no se
produzca demasiado tarde..
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